La presencia del cordero en la cocina de la humanidad es documentada en la Biblia, recordemos como Jacob, hijo de Abraham, así como le quitó a su hermano Esaú la primogenitura con un estofado de lentejas; igualmente le robó las bendiciones de Abraham, quien le había pedido a Esaú que antes de darle sus bendiciones fuera de cacería y le trajera un animal para asarlo.
Jacob por sugerencia de su madre sacrificó dos corderos, los asó y se los llevó haciéndose pasar por Esaú.
La primera referencia histórica donde se hace referencia al cabrito asado data de 3800 años como el platillo preferido del rey de Babilonia, Hammurabi, señor de toda Mesopotamia, famosos por sus éxitos militares relatados en el texto del código legal que lleva su nombre. Hammurabi se destacó por su agudeza, ingenio, paciencia y diplomacia.
Fueron los romanos que introdujeron su cultura culinaria en España. Además, el cordero es uno de los elementos común a las tres culturas culinarias judías, cristianas y musulmanas, que durante siglos convivieron en la península ibérica. Para los judíos el cordero era y es incluido en la categoría Kosher, según los precepto bíblicos del Levítico; mientras que para los musulmanes es comida halal según la ley islámica; y para los cristianos es el símbolo de Cristo en el día de Resurrección de la Semana Santa, en ese día el plato principal es el cordero asado.