Campesinos y trabajadores, en general, buscaban con tal invención una opción gastronómica que resultara barata, fácil de elaborar, capaz de saciar en momentos de almuerzo o cena y de acompañar en otros ambientes, como fiestas u ocasiones especiales diversas. La Paella Española, preparada en la popular “paellera” (sartén o patela), resulta de la combinación por pasos de carne de pollo picada en trozos (también sirve pato o conejo) más el caldo respectivo; arroz (tipo bomba o Calasparra), verduras, aceite de Oliva (¡muy clave!) y diversidad de aromáticas especias (como hebras de azafrán), alubias blancas planas, alcachofa, romero, judías verdes planas, tomates grandes, garrofón, pimiento rojo, pimentón en polvo, ramas de romero, sal y pimienta. Algunos le agregan salchichas, chorizos… Y si en casa o restaurante es preparada en fogón de leña… los aromas y sabores del alimento serán un ensueño.
Aquí el arroz, traído de Asia unos 330 años a.C., cual atracción principalísima, más el azafrán y el aceite de Oliva, le imprimen el toque singular a esta propuesta tradicional y sabrosa de la culinaria española.
Valen las opciones regionales preparadas con mariscos (sustitutas de aquellas carnes) o solo con vegetales (por estar en dieta o ser vegano) o mondada (con todos los ingredientes pelados: sin cáscara, concha o piel alguna). Dada la versatilidad de la Paella Española, ante todo valenciana, también encontrará imitaciones variadas de ella en ambientes hogareños o comerciales, algunas más parecidas al arroz con pollo (propio de la cocina latinoamericana) o a la jambalaya (sur de los Estados Unidos).
Por cierto, cada 27 de marzo la península celebra el Día Nacional de la Paella, espacio de historia, reflexiones... y no queda opción: momento para darse el gran gusto y dejar encendido el recuerdo en el paladar repitiendo todo el año.