Desde tiempos antiguos la gastronomía española habría dado sus primeros aportes, ya eran conocidas las sopas de ajo que tomaban los íberos y que los romanos dejaron plasmados en sus escritos. Ya en ese época era reconocida la salsa garum, salsa de restos de vísceras de pescados curados en sal y agua durante varios meses, a la que se le añadían diferentes hierbas aromáticas y aceites, era extraordinariamente apreciada y valorada en todo el Imperio, así como, también, los aceites de oliva, vinos, verduras y cereales.